En una era en la que casi todo vira hacia la conectividad, digital y móvil, la protección de datos es un tema sumamente sensible que involucra a marcas como Netflix, Apple, Samsung, Facebook, Twitter, Amazon, entre muchas otras, sin embargo, es una laguna para un gran número de usuarios.
Muchos nos quejamos de la publicidad y la lluvia de anuncios que nos aparecen sin siquiera haber realizado una búsqueda con alguna relación (aparente) con el tema o la marca, pero probablemente no hemos cuidado o verificado la seguridad de nuestros datos en el mundo digital.
Tus datos son más pequeños que un piojo, pero tienen un precio
Hablamos de un tema serio; no son pocas las compañías que han sido afectadas por hackeos o peor aún, estuvieron involucradas con la comercialización de datos de los usuarios.
El problema es que pese a que el consumidor exprese abiertamente su molestia en redes sociales y esto se refleje en una pérdida de confianza en las marcas, en algunos casos incluso crisis de reputación corporativa, la realidad es que las personas no han tomado mayor conciencia y acción por el cuidado de su información personal.
Para darnos una idea de lo complejo que resulta el tema, basta con referir datos obtenidos por una reciente investigación llamada ‘El comercio clandestino de datos’, que realizó McAfee Labsen, en la que se revela que existe un mercado lucrativo para el comercio de datos.
Así, por ejemplo, tu información personal tiene un precio -en algunos casos muy alto- en el mercado negro:
- Cuentas de saldo valen entre 20 y 300 dólares
- Credenciales de inicio de una cuenta online, unos 180 euros
- Tarjetas bancarias, cerca de 209 dólares
- Accesos a cuentas con saldo, hasta 500 dólares
- Expedientes médicos, más o menos 50 dólares
- Usuarios y contraseñas de servicios Premium vía Cable o Streaming, hasta 17.36 dólares
- Identidad comercial en comunicaciones de subasta online, unos 1597.42 dólares
Como ves, la información que entregas a los diversos servicios a los que te suscribes, ya sea por pago o de manera gratuita, representa un negocio para terceros y no necesariamente por la vía legal.
Es decir, puede parecer invisible e incluso insignificante como un gorgojo, pero si no tienes cuidado puede producirte un daño muy grave.
La publicidad es otro campo de acción
Las bases de datos de los usuarios que se venden en el mercado negro o sin consentimiento de los dueños también tiene usos en el campo de la publicidad.
Así, sus bits o ceros y unos son más pequeños que un piojo, pero aunque para nosotros son invisibles, puede causar mucha comezón, y ser aprovechados por empresas sin ética que son capaces de lucrar con ellos.
Lo más frecuente es para hacer fraude y despojarte de tu dinero, pero hoy en día es sólo una forma de negocios, hay muchas otras en las que tu información puede ser aprovechada.
En otros casos, esas bases de datos son usadas para hacer una mejor segmentación de las audiencias, conocer sus hábitos de navegación y consumo digital y, con base en ello, mostrarles publicidad, ofrecerles servicios o productos.
Esto es algo de lo que se habló hace sólo unos meses con Facebook y el hecho de que acordó compartir datos con más de 150 empresas: Spotify, Netflix, Rotten Tomatoes, Apple, Amazon y Huawei, entre ellas, según reveló The New York Times.
Aunque la mayoría de las marcas negaron esto o señalaron que sus procedimientos fueron con base en sus políticas de usuarios aceptadas por los suscriptores, esto no deja de lado la falta de ética en la que incurren muchas empresas con la finalidad de sementar mejor a sus audiencias.
El caso de Facebook no es el único, recientemente se reveló que Netflix utilizó Black Mirror: Bandersnatch para recopilar datos de los usuarios, ¿para qué? recordemos que se ha hablado de la posibilidad de probar anuncios en su plataforma. O, qué tal el caso de Twitter y el hecho de que conserva tus mensajes inclusos si los borraste.
No proteger tus datos puede ser un gorgojo
En la actualidad diversas autoridades, gobiernos y organizaciones trabajan para establecer criterios y regulaciones pertinentes para que las marcas y compañías que prestan servicios digitales sean transparentes sobre cómo se obtuvieron y qué hacen con los datos de los usuarios.
Ejemplo de ello son Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), las comparecencia de grandes empresas en Estados Unidos o Reino Unido, las multas para firmas como Uber, Apple, Google o las limitaciones que se plantean para Facebook.
Sin embargo, al final la protección de datos es también responsabilidad del usuario, y aunque parezca tan pequeña como un un piojo, puede convertirse en el gorgojo que sea causa de un gran daño.
Si bien, las empresas deben estar obligadas a brindar la oportunidad de que los usuarios o suscriptores puedan limitar el uso de su información, la realidad es que el usuario también debe ser consciente y responsable.
Sólo así podremos exigir a las marcas y servicios que no hagan uso indebido o sin permiso de nuestra información.
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