Un tema digno de debate llegó cuando se hizo evidente el enorme poder de las redes sociales en el mundo, no solo en cuanto a entretenimiento, sino en la elección de un Presidente. Sin embargo, no se lograba dimensionar por completo cuánto podían hacer Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat o YouTube, hasta que el Primer Mandatario de la potencia mundial que representa Estados Unidos, Donald Trump, pudo vetarse en un segundo por sus publicaciones.
Aunado a esto, el caso de Trump es peculiar, hizo evidente también el poder de convocatoria de las plataformas, cuando reunió a sus seguidores cerca del Capitolio el día en que el Congreso ratificaría la victoria de Joe Biden como el nuevo Presidente de EE.UU.
Poco después sus publicaciones apuntando a un fraude y a defender la soberanía del país, presuntamente fueron el incentivo para que hordas protestantes entraran al Capitolio e hicieran destrozos. El saldo fue grave y preocupante. Posteriormente publicó un video en el que pedía “irse a casa en paz”, luego de que irrumpieran de forma agresiva, pero el hecho implica varios aspectos dignos de análisis.
Bloquear a Trump
La primera postura es la responsabilidad de las plataformas sociales en todo esto, para evitar que hubiera una convocatoria masiva desde sus filas, salieron a comunicar sus medidas contra la promoción de la violencia y con velocidad bloquearon las cuentas del Presidente.
En Twitter, Trump incitó a que las eleciones son un fraude y a protestar al respecto, lo que la red social finalmente está penalizando con fuerza. En un breve comunicado, Twitter indicó a su vez que “futuras violaciones de las reglas, incluyendo las políticas de integridad cívica y amenazas violentas, tendrán como consecuencia la suspensión permanente” de la cuenta del mandatario saliente. A eso apunta la plataforma, a que se elimine de forma permanente.
Pronto se sumaron YouTube y Snapchat. La primera recibió un impulso de sus colaboradores pidiendo que tomara medidas al respeto; en tanto, la segunda ya tenía experiencia implementando medidas contra Trump por preocupaciones sobre la retórica peligrosa del Presidente. Durante junio anunció que el contenido de Snapchat de Trump ya no se promocionaría en su pestaña Descubrir y sólo sería visible para los usuarios si se suscriben o buscan.
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Facebook: un caso especial
Facebook comenzó impidiendo que el presidente publicara en el sitio durante 24 horas a partir de esa noche. Posteriormente, tanto Facebook como Instagram, vetaron al mandatario el pasado 7 de enero, horas después de que el grupo de seguidores asaltara la sede del Congreso, en Washington, indefinidamente, por lo menos hasta que el nuevo Presidente, Biden, tome las riendas del país.
Más de 1,79 mil millones de personas usan Facebook todos los días y tiene 2,7 mil millones de usuarios cada mes.
“Por lo tanto, estamos extendiendo el bloqueo que hemos establecido en sus cuentas de Facebook e Instagram indefinidamente y por lo menos por las próximas dos semanas, hasta que la transición pacífica del poder se complete”, expuso Mark Zuckerberg.
Sin embargo, ayer trascendió que los perfiles de Trump eran visibles nuevamente en Facebook e Instagram y esto se prestó a interpretar que lo habían desbloqueado, pero en realidad Trump no puede publicar desde sus perfiles, el bloqueo continúa.
La réplica de la información de un posible regreso del Primer Mandatario en dichas redes sociales fue tan fuerte, que Facebook tuvo que aclarar la situación y Andy Stone, directivo de Comunicación de Facebook, dijo al respecto que la información de un desbloqueo es falsa, aunque en realidad la notas se referían a la visibilidad de los perfiles.
Al final, los perfiles se pueden ver, pero Trump no puede publicar.
“No ha habido cambios en el estado de las cuentas de Facebook e Instagram del presidente. Ese informe es falso. El bloqueo indefinido que colocamos sobre la capacidad del presidente para publicar desde esas cuentas permanece en su lugar y no hay planes para levantarlo”, explicó.
There has been no change to the status of the President's Facebook and Instagram accounts. That report is false. The indefinite block we placed on the President's ability to post from those accounts remains in place and there are no plans to lift it. https://t.co/8L2KnuLrCa
— Andy Stone (@andymstone) January 16, 2021
El tema de trasfondo
El debate entorno no se limita a si se debe bloquear o no a Trump, a si las redes sociales pueden influir como un espacio promotor de la violencia, a la libertad de expresión, sino todo eso en conjunto, son tan poderosas que pueden decidir sobre la cuenta del Presidente.
Se trata de una empresa particular cuyo poder puede ser utilizado con diversos matices, y quienes habitan en países con censura y entre poderosas empresas que se han sumado con el Estado, el tema les resulta especialmente preocupante.
Como ejemplo se puede citar la opinión del activista ruso Alexei Navalny, quien expuso en Twitter el tema, en un sentido de denunciar como “un acto inaceptable de censura”.
“Obviamente Twitter es una empresa privada, pero hemos visto muchos ejemplos en Rusia y China de empresas privadas que se han convertido en las mejores amigas del Estado y facilitadoras de la censura”, ahondó.
Y preocupa a líderes mundiales como a la canciller Ángela Merkel, quien resulta obvio que no es cercana a Trump, se refirió a la medida como “problemática” por limitar “el derecho fundamental a la libre expresión” de su colega norteamericano.
El comisionado de la Unión Europea, Thierry Breton, dedicó un artículo de opinión publicado en Político en el que indica que: “el hecho de que un director ejecutivo pueda desconectar el altavoz del presidente de los Estados Unidos sin ningún control y el equilibrio es desconcertante”.
Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, Snapchat, etcétera, están decidiendo quien puede y cómo puede expresar su opinión.
El ministro de Salud de Reino Unido, Matt Hancock, fue muy claro al indicar que es preocupante que las empresas tecnológicas “decidan quién debe y quién no debe tener voz”.
Aunque en el sentido comercial, la fiscal general de Nueva York Letitia James, había detectado el poder de la plataforma, por lo que enfrenta una demanda antimonopolio, a la cual se unieron otros 47 fiscales generales estatales y regionales. Además, la Comisión Federal de Comercio presentó otra que tiene como objetivo que se reviertan las compras de WhatsApp e Instagram, por considerar que deliberadamente las compró para detener el crecimiento de competidores. Recordemos que adquirió Instagram por 1,000 millones de dólares durante 2011.
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