A menudo se usa el término disruptivo o mente disruptiva para hablar de alguien que se presenta de súbito con ideas innovadoras que cambian para siempre los cánones de algo. El término disruptivo fue acuñado por Clayton M. Christensen, catedrático de Harvard Business School, y presentado en 1995 con su artículo Disruptive Technologies: Catching the Wave, escrito en conjunto con el también profesor Joseph Bower.
Más tarde, el concepto de talento disruptivo fue acuñado por la consultora psicológica empresarial OE Cam, con sede en la ciudad británica de Cambridge. Richard Branson, CEO de Virgin, es un ejemplo de mente disruptiva y un convencido de que este tipo de talentos tendrían que formar parte a menudo de toda empresa que quiera distinguirse del resto.
Un mente disruptiva no sería otra más que aquella que escapa de lo cotidiano y encuentra caminos nuevos y permanentes en torno a un concepto. Es superar las expectativas en determinados ámbitos y crear soluciones necesarias a un problema específico. Una personalidad así es altamente valorada en el mercado laboral, sin importar el área. Pero ¿cómo ser un mente disruptiva y, sobre todo, cómo vender dicha imagen?
Cuestiona todo dando sustento a tus palabras
Cuando tengas la oportunidad de enfrascarte en una discusión no discutas con violencia y sin una razón, sino con argumentos en los que nadie más haya pensado antes. El talento disruptivo brilla no por la cantidad de veces que muestra inconformismo sino por la cantidad de veces que sus argumentos terminaron por dar soluciones a una serie de problemas.
Sé provocador
No se trata de agredir a los demás sino de seducirlos con tus ideas y capacidad de resolver conflictos. Una mente disruptiva a menudo tiene la habilidad de ver el lado oculto del problema y proponer una visión distinta del mismo.
Dale la vuelta a las normas cuando éstas sean obsoletas
Le mente disruptiva no llega a acomodar lo que ya está solucionado, sino a solucionar aquello que lleva tiempo estático. Cuando las normas sean un impedimento para mejorar los procesos, no dudes en levantar la mano y proponer un camino distinto que haga más dinámico el trabajo. Sé rebelde pero con un respaldo que le dé soporte a tus propuestas.
Sé antagónico pero para forjar alianzas
El disruptivo es rebelde y competitivo, pero ello no lo lleva a crearse enemigos sino a hacer aliados con los que crea procesos e ideas mejores que las anteriores. Es un tipo de colaborador eficiente que no va por su cuenta sino que contribuye a mejorar su centro de trabajo mediante soluciones adecuadas.
Motiva a otros a seguir sus instintos
Lo disruptivo debe alcanzar a otros para motivarlos a ser más críticos con su entorno. Lleva tu palabra de rebelde a otras mentes con las que puedas cambiar un entorno estático y viejo. También toma inspiración de esas otras mentes que, como tú, buscan otras salidas y no se conforman con lo ya establecido.
“Nosotros damos asesoramiento en muchos casos relacionados con estos empleados. Son individuos brillantes en un rol particular, muy ingeniosos y creativos, pero que no tienen ninguna posibilidad de encajar en la cultura de negocios más amplia”, dice Duff, de la consultora británica Pearn Kandola.
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