A la par de la crisis sanitaria, uno de los problemas más preocupantes en este momento son las fake news que son capaces de alcanzar niveles de expansión insospechados, gracias a su difusión en espacios de interacción social como Youtube, Facebook y Twitter.
Para las autoridades y personal de salud esto se ha convertido en un problema mayor que entorpece y hace aún más complicada su labor en medio de esta crisis.
El problema de la desinformación
De acuerdo con diversas autoridades y organizaciones especializadas en el tema, las fake news podrían cobrar la vida de miles de personas en el mundo, en donde se cuentan pacientes y personal médico.
Esta fue una de las principales conclusiones del foro organizado por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) titulado “Toda la verdad sobre el coronavirus”, en el que siete especialistas del Ministerio de Sanidad y la Organización Mundial de la Salud (OMS), expresaron la importancia de la comunicación certera, por parte de medios de comunicación y gobiernos en medio de la pandemia.
De manera puntual, Daniel López Acuñas, quien ha sido asesor de la dirección de la OMS, insistió en la necesidad de tomar medidas responsables y estructuradas en materia de comunicación, “tan importantes como las epidemiológicas” para evitar la desinformación y alarma social que se ha creado alrededor del brote de COVID-19”.
Carta para las redes sociales
Las redes sociales son conscientes de esta realidad y a lo largo de la epidemia han generado algunas herramientas y realizado actualizaciones para combatir las fake news que aunque existente previamente, ahora toma un nivel de gravedad especialmente importante.
Ejemplo de ello son las nuevas medidas que acaba de anunciar Facebook, según Adweek. Se espera que en las próximas semanas, se le empiecen a mandar mensajes especiales a las personas que hayan compartido fake news de la COVID-19. Específicamente, publicaciones que la red social haya detectado y eliminado.
Aunque estas acciones han ido en aumento tanto en cantidad como en exigencia de evaluación para la información, la realidad es que esto parece no ser suficiente.
Cuando menos así lo revela una recientes carta firmada por más de un centenar de profesionales médicos y de enfermería que están luchando contra el coronavirus, misma que dirigida a los directivos de grandes empresas como YouTube, Twitter, Google y Facebook, se ha hecho publica.
En este documento que ese hospeda en la plataforma Avaz, en donde más profesionales pueden sumarse a la petición”, los autores aseguran que ahora mismo “nos enfrentamos no sólo a la pandemia de COVID-19, sino a una infodemia global, con desinformación viral en redes sociales que pone en peligro vidas por todo el mundo”, y aunque reconocen que las grandes plataformas tecnológicas han trabajado para frenar este “tsunami” de fake news, la realidad es que “sus esfuerzos no son en absoluto suficientes”.
Es importante mencionar que los médicos y demás personal de salud que apoya esta iniciativa proviene de diversas partes y entre los firmantes destacan algunos nombres como el de Christian Drosten, virólogo consejero del gobierno de Angela Merkel.
De manera textual, el escrito menciona lo siguiente:
“Como profesionales médicos, de enfermería y expertos sanitarios de todo el mundo, estamos aquí para hacer sonar la alarma. Nuestro trabajo es mantener a la gente sana y salva. Pero, ahora mismo, nos enfrentamos no solo a la pandemia de Covid-19, sino a una infodemia global, con desinformación viral en redes sociales que pone en peligro vidas por todo el mundo. Historias que afirman que la cocaína es una cura o que China o EE.UU. desarrollaron el Covid-19 como arma biológica se han difundido más rápidamente que el virus mismo. Las empresas de tecnología han tratado de actuar, eliminando cierto contenido cuando es reportado y ofreciendo anuncios gratuitos a la Organización Mundial de la Salud. Pero sus esfuerzos no son en absoluto suficientes. El tsunami de contenido desinformativo y falso sobre el coronavirus no es un brote aislado de desinformación, es parte de una plaga mundial. En Facebook, hemos visto afirmaciones como que el dióxido de cloro ayuda a las personas con autismo y cáncer, que la vacuna de la polio causó cáncer a millones de estadounidenses o que el TDAH fue “inventado por las grandes farmacéuticas”. Y la lista sigue.Estas mentiras importan porque promueven curas engañosas y alejan a la gente de las vacunas y de tratamientos efectivos. Y viajan lejos — una publicación en Facebook que aseguraba que el jengibre era 10 mil veces más efectivo que la quimioterapia para combatir el cáncer tuvo casi 30 mil interacciones, entre ‘me gusta’, comentarios y reenvíos. Es por eso que hoy hacemos un llamamiento a los gigantes de la tecnología para que tomen medidas sistémicas inmediatas para detener el flujo de desinformación sobre la salud, y se frene la crisis sanitaria que ha desatado. Trabajar en hospitales, clínicas y departamentos de salud pública por todo el mundo nos hace conocedores del impacto real de esta infodemia. Somos nosotros los que tratamos a los niños y niñas con sarampión, una enfermedad completamente prevenible que ya fue erradicada en países como EE.UU. pero que ahora va en aumento debido a la propaganda antivacunas. Los profesionales de la salud no solo somos los que lidiamos con las repercusiones, sino que a menudo se nos echa la culpa. La desinformación debilita así la moral de una profesión ya afectada, mientras que el coste de luchar contra ella se ceba con unos presupuestos ya de por sí ajustados. El diagnóstico es grave. Entonces, ¿qué se puede hacer? Las plataformas de redes sociales deben comenzar dando dos pasos obvios y urgentes. Primero, deben rectificar la desinformación sobre la salud. Esto significa alertar y notificar a cada persona que haya visto o interactuado con desinformación sobre la salud en sus plataformas, y compartir una corrección bien diseñada y verificada de forma independiente — algo que se ha demostrado que ayuda a evitar que los usuarios crean en mentiras dañinas. Aunque plataformas como Facebook ya han empezado a etiquetar contenido probadamente falso, el impacto del sistema todavía es limitado porque millones de personas probablemente ven las publicaciones antes de que se demuestren falsas. Es por eso que le pedimos urgentemente a Facebook que alerte a TODOS los usuarios que hayan caído víctimas de tal contenido, lo que implica que vayan un paso más allá del etiquetado y envíen correcciones retroactivas a sus usuarios. Segundo, las plataformas deberán desintoxicar los algoritmos que deciden lo que la gente ve. Esto significa que las mentiras dañinas y las páginas y los grupos que las comparten se vuelvan menos visibles en las páginas personales de los usuarios, en vez de ser amplificadas. La desinformación dañina y las páginas y canales pertenecientes a infractores reincidentes que la difundan también deberán eliminarse de los algoritmos que recomiendan contenido. Actualmente, estos algoritmos priorizan mantener a los usuarios en línea, por encima de la protección de su salud. Y, al final, esto termina degradando el bienestar de la humanidad. Las empresas tecnológicas que han facilitado la propagación de ideas y que, al mismo tiempo, se han lucrado con esto tienen un poder único y la responsabilidad de contraatacar ante la difusión letal de desinformación e impedir que las redes sociales pongan aún más enfermas a nuestras comunidades. Para salvar vidas y recobrar la confianza en la salud basada en la ciencia, los gigantes tecnológicos deben dejar de darle oxígeno a mentiras, calumnias y fantasías que nos ponen en peligro a todos”.
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